Luego de asesinar a suprogenitora le prendió fuego a la vivienda rural que compartían ambos el pasado lunes en la madrugada. Pero no fue hasta las 7.30 cuando los funcionarios motorizados de Politáchira, de la Policía científica y del Servicio de Emergencia del 171 tuvieron conocimiento del crimen.
Aprehendieron preventivamente al hombre mientras revisaron la casa y levantaron el cadáver de la sala de la vivienda. La anciana yacía en el suelo. Un hilillo de sangre desprendía de la cabeza y ya había hecho un charco de considerable tamaño. Tenía la ropa quemada y la piel en carne viva. Muy cerca del cuerpo había una silla también consumida por las llamas.
Por orden divina
José Alberto les confesó a sus vecinos que “lo hizo porque Dios se lo había ordenado, que solo así el presidente Chávez recuperaría su salud”.
Ante las evidencias y la presunta confesión, el asesino fue trasladado por Politáchira hasta un centro asistencial, donde le curaron las quemaduras y luego quedó recluido en la sede policial, a disposición de la fiscalía del Ministerio Público.
Quienes conversaron con José Alberto antes del crimen declararon a la Policía que él solo hablaba sobre la instalación de agua potable para su casa y que su madre se sentía mal por la diabetes. Aseguraron que nunca lo conocieron como fanático político o enajenado mental.
Era agricultor
José Alberto “se dedicaba a las labores del campo. Tenía un camioncito y trabajaba llevando y trayendo cosas, y cuando lo necesitaban, nunca se negaba para movilizar a algún vecino. Esto que ha pasado nos tiene a todos muy sorprendidos”, comentaron los vecinos.
Eduvina Alviárez Suárez. 80 años. Residía en el sector El Ojito, en Táchira. La mató su único hijo.
Tomado de http://www.orgullodominicano.com
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