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Protestan contra el desempleo |
Este inédito movimiento, que ha acabado con la imagen de apatía de la población, sobre todo la juvenil, después de tres años de crisis, tiene una variada serie de propuestas políticas, sociales y económicas, como pedir el fin del dominio de los dos grandes partidos, PP y PSOE, cerrar las centrales nucleares o gravar las transacciones internacionales con un impuesto.
"Nos quedamos por lo menos una semana más", dijo Josu Rebollo, del comité de comunicación
Otro joven, preguntado sobre cuánto deberían durar las protestas, que han congregado de manera pacífica a miles de personas en numerosas ciudades españolas, respondía en TVE: "Ya que estamos aquí no nos vamos a rendir".
El llamado "movimiento 15-M", de "los indignados" o "Spanish revolution", que se ha aglutinado a través de Internet y ha atraído una gran atención internacional, ha surgido en un país que sigue sufriendo las consecuencias de la crisis económica, con el índice de desempleo más elevado de la Unión Europea - uno de cada cinco trabajadores está en paro, una cifra que llega al 45 por ciento entre los jóvenes.
De momento, ha propuesto extender a los barrios de Madrid, celebrando asambleas el próximo sábado, y se celebrará otra más en Sol el domingo. Para la tarde hay convocada otra reunión para concretar los detalles de la permanencia otra semana en el centro neurálgico de la capital de España de una acampada cada vez más extensa.
Está por ver la influencia que tendrá esta protesta en las urnas, si habrá una mayor abstención o apoyo a los partidos minoritarios, y cuál será el grado de apoyo popular a partir del lunes. Varios medios han recogido el descontento de muchos comerciantes de la zona centro de Madrid por el descenso de las ventas en este punto decisivo para el turismo.
El movimiento ya desafió la prohibición del organismo electoral de mantener las concentraciones en la jornada electoral, víspera de los comicios, y el Gobierno optó por no disolverlas debido a su carácter pacífico y después de que retiraran los lemas políticos de las plazas.
La protesta de Sol, en la que duermen centenares de personas durante las noches y que supera las 20.000 durante las tardes, se ha convertido en un campamento con un elevado nivel de organización, con comités que se ocupan de atender a los medios de comunicación, repartir comida y bebida que les llega de numerosas donaciones, de la limpieza e incluso del "respeto", con carteles que recuerdan que "la revolución no es un botellón" y pidiendo no consumir bebidas alcohólicas.
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